Cuidadores de perros

Cuidadores de perros

Descubrió su vocación de cuidador de perros cuando le dieron en adopción a un labrador. Hasta entonces no sabía que tuviera tanta simpatía por esta especie. De pronto se le veía por todos lados con su chucho Virgilio.

 

Le puso así porque ─él lo decía─ lo  ayudó a salir del Infierno de la depresión. Y sí, en su caso tener canes fue terapéutico. Después llegaría Kika, una perra de tantas razas que solo cabe llamarle mestiza.

 

Enseguida vendría Lola, una perra bull dog terrier a la que se le adivinaba un pasado dificilísimo, lleno de violencia y traumas psicológicos. Al cabo llegaría Benji, un perro salchicha que misteriosamente estaba extraviado.

 

Afortunadamente mi amigo y su esposa ─también amante de la caridad hacia los perros─ viven en una casa enorme en una colonia con amplias extensiones baldías donde los cachorros en cuestión pueden salir a tomar su paseo.

 

Su casa, dicho sea de paso, está acondicionada más para los mejores amigos del hombre que para los humanos. Cuando voy de visita un coro de ladridos me saluda y se me daja venir como una pandilla de niños ávidos de abrazos y mimos.

Y contando

Las veces que hemos salido juntos mis amigos cuidan perros y yo, he observado cómo las pupilas se les dilatan y llenan de compasión cada vez que ven un perro vagabundo. Su bolsillo enseguida les recuerda que ya no podrían mantener a un espécimen más, pero, de ser por ellos, la familia crecería más.

 

Recientemente la señora rescatista me comentó que le gustaría poner un hotel para perros. Me quedo callado esperando el momento para decirle que es una espléndida idea y que además ya hay una plataforma para teléfono celular que los podría ayudar a concretar su sueño.

 

Juan Carlos Cruz

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